“NO DEPENDE DE DIOS, SINO DE MI”

Cuantos cristianos encontramos en nuestras iglesias que viven del pasado, contando las maravillas que el Señor  iba a hacer con ellos, ejemplos: vino un Profeta y me dijo: “Naciones te esperan”, Otro, el Espíritu Santo me visito en sueño y me declaro “cantaras para mí, me alabaras y en el momento de tu adoración, Yo descenderé y verán mi Gloria”, otro, en una reunión de oración, en un día de otoño, el Señor me dice: “te levanto como evangelista, milagros, sanidades, maravillas y prodigios hare atreves de tu vida”, otro, un matrimonio joven dijo años atrás: “Dios nos llamo al Pastorado”, otro, un día en el altar de mi iglesia, el Señor me dijo: “serás un gran empresario, porque atreves de tus riquezas, sostendrás mi Reino”, otro, jóvenes que luego  de un congreso, vinieron decididos a prepararse en las universidades para ser profesionales  y podemos seguir enumerando miles de testimonios hermosos y reales de personas con promesas dada por Dios, y que nadie pone en tela de juicio, simplemente que lo cuentan como parte de sus vidas pasadas, porque nunca le aconteció, lo que ellos creyeron con tanta fe. Ahora, ¿será que era un falso Profeta el que hablo? o ¿Dios se olvido de cada palabra, promesas dada por El? ¿Lo del altar no fue el Señor? ¡De ninguna manera! Dios no es hombre para mentir, El es un Dios de Pactos y cada promesa que nos hizo, por medio de su Espíritu Santo o atreves de sus siervos,  El lo  cumplirá.

En Génesis capitulo 12:1-4, vemos el comienzo de la historia de un hombre llamado Abram hasta ese momento, ¿y porque hasta ese momento? porque nunca hubiese sido “Abraham, el amigo de Dios, el Padre de la Fe” si primero no obedecía a unas pequeñas instrucciones que Dios le estaba demandando. Este es uno de los obstáculos que muchos de los cristianos que tienen promesas, llamado y palabra de Dios, nunca logran superar y por consecuencia viven del pasado. En toda la Biblia, siempre que Dios llamo a alguien, lo hizo atreves de demandas y promesas. Nos gustan las promesas y los llamados, pero poco nos agradan las demandas de Él. En el versículo uno del capítulo doce de Génesis, Dios le habla a Abram con algunas instrucciones: “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela,  y de la casa de tu padre,  a la tierra que te mostraré”, en este versiculo, encontramos cuatro actitudes básicas para activar las promesas dadas por Dios: Primero: “Aprender a escuchar la vos de Dios, ser sensible a su espíritu”. Segundo: “Instrucciones”. Siempre el Señor nos dará algunas direcciones que debemos tomar u ordenamiento, para ver como esta nuestra tercera actitud:”Obediencia” Tenemos que mostrarle a Dios que somos gente confiable, sujeta, sumisa, perdón por lo que voy a escribir, pero si no me puedo sujetar u obedecer a mis lideres o Pastores, difícilmente lo hare con Dios. ¿Conoce personas que nunca quedan en una iglesia? porque a la hora de llamarle la atención, para corregirle en algo, se sienten ofendidas, dejan todo y encima salen hablando mal del líder, del Pastor y de la iglesia, deambulan por todas partes, buscando encontrar un lugar donde la obediencia no sea un requisito  esencial para llevar a cabo su ministerio, llamado o promesas. Lastimosamente, conocí esta clase de personas que nunca llegaron, ni llegaran  a sus  promesas. Dios le dijo, “vete de tu tierra y de tu parentela”.  Cuantas veces el Señor nos dice vete de esas amistades, de esas cosas que no debemos mirar, de esos pecados ocultos, de esos pensamientos, de esos vicios, etc. Dios quiere tratar a solas con nosotros, así como lo hizo con Abram. El vete de su tierra y sus parientes, no es que tenemos que dejar de ver a nuestros familiares, no entendamos mal, sino que la obediencia sea más fuerte que los sentimientos de nuestros afectos, muchos quedaron atados a sentimientos almáticos, como los que querían seguir a Jesús, “deja que primero entierre a mi  padre” “deja que primero salude a mi familia”, en el Reino no hay romanticismo, Que dijo Jesús cuando vinieron a buscarle su madre y sus hermanos, “mi madre y mis hermanos son los que hacen mi voluntad”. Cuarto: “A la tierra que te mostrare”. Debemos aprender a que cada paso que demos, sea guiado por EL.  A Dios le agrada ese juego de intimidad  de cada día. Cuando tú te haces dependiente absoluto de Él, nunca fracasaras, nunca erraras, serás la persona más segura que existe en la tierra, porque  sabes, que Él lo sabe todo, nunca se equivoco, que no perdió ninguna batalla. La dependencia a su voluntad me hace ser exitoso. En el versículo dos y tres le da a conocer las promesas y luego todo el cielo espera que haría Abram. Por cierto, ¿sabe cuanta gente dejo esperando al Señor todavía? Tú y yo activamos las promesas y los ministerios, cuando accionamos las cuatro actitudes básicas demandadas por Dios para Abram. En el versículo cuatro dice: “Y se fue Abram,  como Jehová le dijo”. Si en lugar de decir “se fue” decía: “se quedo”, la historia de Abran hubiese durado cinco versículos, porque el quinto diría: “lo que era para Abram, se lo dio a…” y Abram, por cuanto no aprendió a escuchar la vos de Dios, no presto atención a las instrucciones, no aprendió obediencia ni dependencia a su Dios, vivió de recuerdo en Ur de los Caldeos.

Conclusión: ¿Cuál es la razón por la cual estas personas no llegan a concretar su llamado, promesas o asignación dada por Dios y viven de recuerdos? La respuesta es sencilla: No depende de Dios, sino de mí.